El Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es una afección que suele ser bastante problemática en la juventud e incluso llegar a persistir en la adultez, a pesar de ser bastante estudiado, su diagnóstico es aún un problema, sin embargo, los métodos de neuroimagen brindan prometedores avances en el entendimiento de este desorden. ¡Conoce un poco más sobre lo que la neurociencia tiene que decir sobre el TDAH!

¿Qué es el TDAH?
El TDAH es de los trastornos del neurodesarrollo más prevalentes a nivel mundial, del 7.2%, además se ha registrado que de un 50 al 80% de los casos persisten hasta la adultez. Los síntomas pueden ser variados y cambiar con la edad, causando problemas en el rendimiento escolar y en el desarrollo de habilidades sociales. El mayor problema es que este desorden suele ser poco entendido, hasta malinterpretado, provocando que tal condición interfiera aún más de lo que debería con el desarrollo y funcionamiento normal en la niñez (Boon, 2020).
Muy bien, entonces, es importante entender mejor el Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad, así que primero lo primero. ¿Qué es el TDAH? Pues me alegra que preguntes, por distintas instituciones, puede describirse como un desorden mental, un trastorno del neurodesarrollo o una condición médica de comportamiento. Los síntomas más comunes son: no ser capaz de prestar atención o mantenerse concentrado, comportamientos impulsivos y ser demasiado activos. También se sabe que niños con este padecimiento pueden estar constantemente nerviosos, ser agresivos, desafiantes, tener problemas para socializar y para adaptarse a circunstancias cambiantes (APA, 2020; CDC, 2020; Ranna Parekh, 2017).
La neurociencia y el TDAH
Ya que dejamos claro de qué hablamos, estarás feliz de escuchar lo último sobre el papel de la neurociencia y la neurotecnología aquí; pues gracias a ésta, condiciones mentales pueden ser ahora investigadas no solo por sus síntomas psicológicos y conductuales, ahora también es posible analizar qué sucede en y con el cerebro de las personas que padecen de cualquier trastorno. Los métodos de neuroimagen son algo asombroso, lo que antes solo podíamos investigar a través del comportamiento de las personas, ahora podemos buscarlo en los misterios de la actividad cerebral, ofreciendo prometedoras oportunidades para nuevas formas de diagnóstico y de tratamiento también. De hecho, algunos estudios ya han planteado la posibilidad de utilizar características como la conectividad neuronal, obtenible mediante electroencefalografía (EEG), como una posible forma de diagnóstico de TDAH en la infancia temprana (Furlong et al., 2020). Incluso se ha estudiado el uso de Machine Learning, para utilizar la combinación de medidas basadas en neuroimagen, como lo es el espesor cortical, medido con imagen de resonancia magnética funcional (fMRI); junto con índices para medidas conductuales de habilidades cognitivas (Metacognition Index), como potenciales características para el diagnóstico del TDAH (Öztekin et al., 2020). ¿Puedes imaginar lo útil que sería tener mayor certeza a la hora de diagnosticar padecimientos como estos?
Bueno, ya te he contado lo útil de la neurociencia y neurotecnología para esta comprender mejor clase de condiciones, pero tales oportunidades no serían posibles si no hubiese datos que los respalden, creo que te encantará saber qué han descubierto los métodos de neuroimagen sobre el TDAH. Primero deberías saber que la evidencia muestra que no se trata de problemas de comportamiento relacionados a factores como la crianza o el entorno social, el Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad tiene sin duda su fuente en el cerebro. Aclarado esto, existen dos principales modelos que explican lo que sucede en el cerebro de un niño con TDAH, el primero propone un retraso en el desarrollo de éste importante órgano, por otro lado; el segundo modelo propone que la maduración de los cerebros con TDAH sigue una vía distinta a la común (Rodríguez-Martínez et al., 2020).
Los métodos de neuroimagen más utilizados para estudiar este padecimiento son la electroencefalografía (EEG), la EEG de alta resolución (hd EEG), la imagen por resonancia magnética (MRI), y la imágen por resonancia magnética funcional (fMRI). Entre los experimentos más comunes se encuentra el análisis de la actividad cerebral durante el sueño, o simplemente en reposo, ya sea con ojos abiertos o cerrados, así como durante la realización de tareas cognitivas. Si bien los distintos estudios existentes han encontrado evidencias que soportan ambos modelos, si bien no se ha llegado a una conclusión sobre cuál es el correcto, mucho se ha encontrado sobre las características que pueden denotar este trastorno, de las más notables se puede mencionar: - Actividad de onda lenta (SWA) durante el sueño NREM es menor
- Reducciones en el volumen de materia gris, así como reducción en el espesor cortical
- Incremento en la energía de la banda Delta
- Menor acoplamiento en la energía de las frecuencias relacionadas a la maduración, específicamente entre las frecuencias bajas y los ritmos Beta
Como puedes ver, la neurociencia ha permitido comprender un poco mejor algunos aspectos de los padecimientos del cerebro que sin tecnologías de neuroimagen serían imposibles de conocer, respaldando en su mayoría al entendimiento que se tiene de la mente y el desarrollo cerebral desde otros campos de estudio. El entendimiento de trastornos como éste es una parte muy importante de la constante batalla por entender el órgano más misterioso de nuestro cuerpo.
Además de lo anterior, un estudio con EEG durante el sueño ha brindado fuerte evidencia sobre la efectividad que tienen los tratamientos farmacológicos existentes para normalizar la maduración cerebral (Furrer et al., 2019). Estas son noticias increíbles, pues si bien aún queda camino para entender a fondo esta o cualquier otra condición mental, así como la mente en sí misma, es bueno saber que los tratamientos conocidos parecen ir por la vía correcta, y sin duda alguna; la habilidad de diagnosticar el Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad con mayor prontitud y exactitud, además de encontrar nuevas formas de tratarlo, puede ser la puerta para mejorar la calidad de vida de aquellos afectados.
Referencias
Furlong, S., Cohen, J. R., Hopfinger, J., Snyder, J., Robertson, M. M., & Sheridan, M. A. (2020). Resting-state EEG Connectivity in Young Children with ADHD. Journal of Clinical Child & Adolescent Psychology, 0(0), 1–17. https://doi.org/10.1080/15374416.2020.1796680
Furrer, M., Jaramillo, V., Volk, C., Ringli, M., Aellen, R., Wehrle, F. M., Pugin, F., Kurth, S., Brandeis, D., Schmid, M., Jenni, O. G., & Huber, R. (2019). Sleep EEG slow-wave activity in medicated and unmedicated children and adolescents with attention-deficit/hyperactivity disorder. Translational Psychiatry, 9(1), 324. https://doi.org/10.1038/s41398-019-0659-3
Öztekin, I., Finlayson, M. A., Graziano, P. A., & Dick, A. S. (2020). Is there any incremental benefit to conducting neuroimaging and neurocognitive assessments in the diagnosis of ADHD in young children? A machine learning investigation. BioRxiv, 2020.08.19.257600. https://doi.org/10.1101/2020.08.19.257600
Rodríguez-Martínez, E. I., Angulo-Ruiz, B. Y., Arjona-Valladares, A., Rufo, M., Gómez-González, J., & Gómez, C. M. (2020). Frequency coupling of low and high frequencies in the EEG of ADHD children and adolescents in closed and open eyes conditions. Research in Developmental Disabilities, 96, 103520. https://doi.org/10.1016/j.ridd.2019.103520 The content published here is the exclusive responsibility of the authors.